Hace mucho que no teníamos la mesa rodeada de tanta gente, de mi gente, hacía un montón de tiempo desde la última vez que estábamos riendo en la mesa a carcajadas, a enormes carcajadas, de las que ríes hasta con los brazos porque tu cuerpo no puede más, de las que haces sonidos con la nariz irreproducibles hasta para un imitador, carcajadas e historias, oía a todos narrar historias de tiempos pasados, ojos chinos por doquier, sonrisas enormes del tamaño de una sandía, en aquella mesa.
Estabamos en mi casa, me sentí en casa, navidad, feliz navidad.
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